El 28 de abril de 1988 se produjo un accidente que sirvió para que la industria de la aeronáutica llevase a cabo un completo y nuevo plan de diseño y mantenimiento para los aviones. El vuelo Aloha 243 sufrió una descompresión al llegar a la altitud de crucero y se le desprendió el techo. Lo increíble de este suceso es que el avión pudo aterrizar y sólo murió una persona. Esto fue lo ocurrido.
A las 13:45 de ese 28 de abril despegó del aeropuerto de la isla de Hilo el Boeing 737-200. A los 20 minutos de vuelo se produjo uno de los hechos más insólitos
en la historia de la aviación. ¿cómo se produjo esa
despresurización? O quizá lo más increíble, ¿cómo pudieron
aterrizar el Boeing?
Este "milagroso" avión que relatamos, fué construido en 1969 y
formaba parte de una de las primeras flotas de Boeing 737 que recibió
Hawái Aloha Airlines. Además, se le dió el nombre del último
monarca, Liliuokalani, y contaba en el momento de su despegue con 20
años de funcionamiento y servicio. Esto significa que el avión había
acumulado anteriormente 35.496 horas de vuelo y 89.680 ciclos de vuelo
(cada despegue y aterrizaje es un ciclo). Por tanto, llevaba un inmenso número de ciclos, aunque la mayoría en vuelos cortos.
Este avión sale a las 13:25 con cinco miembros de la
tripulación y 90 pasajeros con rumbo a Honolulu. Antes de la salida de
la aeronave, se realizaron todas las inspecciones previas y no se detectó ninguna anomalía. El avión había completado ya 3 vuelos de ida y
vuelta desde Honolulu a Hilo, Maui y Kauai ese mismo día sin ningún incidente. También se verificaron las condiciones meteorológicas,
pero no hay avisos de mal tiempo o alguna situación de riesgo.
De los registros de lo ocurrido no hay ningún informe inusual
durante el despegue y ascenso. Alrededor de las 13:48, 20 minutos
después del despegue y cuando el avión llegó a velocidad de crucero
(7.200 m), se rompió una sección del techo y gran parte del fuselaje en
el lado izquierdo del Boeing. Todo ocurrió en cuestión de segundos, en un
primer momento el capitán informó de un fuerte balanceo del avión de
izquierda a derecha junto a control del aparato inusual.
Es entonces cuando el primer oficial se dió cuenta al girar la cabeza que
en la cabina flotaban piezas de aislamiento. Desde la cabina se ve como la puerta de
seguridad de los pilotos había “desaparecido” y se podía ver,
literalmente, el cielo desde su puesto de mando donde antes estaba el
techo de la primera clase. La descompresión explosiva resultante, había
arrancado una gran sección del techo. Para ser exactos, hablamos de la
mitad superior del revestimiento de la aeronave que se extendía desde el
final de la cabina de los pilotos hasta la zona donde estaba la
primera clase turista.
Por suerte, el vuelo justo acababa de llegar a la altitud de crucero, por
lo que las señales para ponerse el cinturón en los pasajeros se mantuvieron activadas. La única desgracia fue con la asistente de vuelo
Clarabelle Lansing, de 58 años de edad. La azafata y según los relatos
posteriores, estaba de pie cerca de la quinta fila de asientos cuando ocurrió el accidente, momento en el que fue arrastrada.
El capitán Schornstheimer dirigió el Boeing al aeropuerto más cercano, en
la isla de Maui. Cada minuto de vuelo, se veía como
el agujero del avión se iba haciendo más grande, los gritos de angustia de los
pasajeros sólo eran silenciados por el fuerte silbido del viento que
arrasaba con todo aquello que no estuviera sujeto.
Trece minutos tras el incidente, el avión consiguió realizar un
aterrizaje de emergencia en la pista del aeropuerto de Kahului. Al
aterrizar, se desplegaron unas rampas de emergencia para
evacuar a todos los pasajeros.
El resultado de este aterrizaje milagroso sin parte del techo del
avión: Una persona desapareció, 65 heridos leves, la mayoría por el golpeados con algún objeto tras la despresurización, y ocho heridos considerablemente.
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